miércoles, 15 de marzo de 2017

Hoy hace un año...

Un silencio abrumante se contemplaba en el ambiente. Una densa niebla empañaba los cristales de las ventanas, haciendo que las gotas travesaran el vidrio de un extremo a otro, deslizándose con inercia.
El rocío refrescaba las pocas hojas que restaban en las copas de los árboles. Los niños jugaban al borde de las aceras y madres paseaban con sus retoños tomados de la mano. Pero luego se encontraba ella, sentada pacientemente a la espera de algo o alguien en un viejo banco a la entrada de su morada. En sus manos sostenía un sobre. Un sobre medio resquebrajado a punto de romperse por completo.
De repente, una ligera sonrisa invadió su rostro, venía alguien. Un chico alto y esbelto se aproximaba renqueante a su pesar. La tomó de la mano y besó su mejilla con resentimiento. Una nube se interpuso de cara al sol, que hizo disminuir la poca luz que ya se apreciaba a esas altas horas de la tarde.
-Toma asiento, por favor.-Le dijo la joven clavando la mirada en su rostro.
La chica había adoptado un color pálido en su piel.
-Que alegría volver a verte. Hacía bastante tiempo que no te veía.-El muchacho la sonrió con consideración.
-Así es, casi un año ya...
El joven no sabía muy bien que decirle, por lo que prosiguió a poner su mano sobre la de la joven.
-¡Estás helada como un tempano! ¿Te encuentras bien?
Ella puso la mirada en sus ojos. Tenía una mirada totalmente vacía, no expresaba ningún sentimiento. Sus labios resplandecían ahora un color morado y con un quejido mohíno, se dispuso a responderle.
-¿No recuerdas que día es hoy? Hoy hace un año...
-¡Hoy hace un año de qué! -Gritó el chico impacientemente.
-Toma.
La joven le entregó el sobre y el quedo apesadumbrado al ver que el sobre que le entregaba estaba empapado de agua. De todas formas, lo había abierto con cuidado y se dispuso a leer:
"Hoy hace un año del accidente del lago. Hoy hace un año que perdí mi vida por una borrachera tuya. Hoy hace un año que también perdiste tu vida. Si, así es, estás muerto, y yo también. Ahora, todo el peso caerá sobre tu conciencia."
El muchacho volvió a leer la carta y soltó una risa inquietante.
"No puede ser." Se repitió varias veces.
Soltó la carta titubeante y puso especial atención en sus manos. Temblaban.
-Pero es imposible, recuerdo nuestra estancia en aquel hospital.-El joven continuaba cabizbajo.
-Eran nuestras almas, naufragando en un mundo que no era el suyo.
La voz de la joven empezó a diluirse en el viento y cuando el quiso darse cuenta, ella ya no estaba. Se había esfumado, nada podía hacer para evitar lo inevitable.
Al instante rompió a llorar y un grito de horror hizo eco en ese fantasmagórico lugar. ¡Las lágrimas atravesaban sus manos! Estaba desapareciendo, había llegado su hora, o quien sabe qué.
Una densa niebla invadió el lugar dejándolo a solas con su pecado.
El joven no tardo en desvanecerse entre la niebla, solo Dios sabe de su destino.
Jamás se supo nada mas acerca de los jóvenes. Su memoria había sido olvidada en un simple recuerdo. Pero él nunca mas olvidará el día en que acabó con su vida, su conciencia, su amor...y su alma. Hoy se cumplía un año. Hoy hace un año ya...

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