sábado, 22 de octubre de 2016

Lo que había perdido.

No hace mucho tiempo, un adolescente llamado Nick, perdió algo muy valioso. De tal manera que a partir de ese mismo instante, comenzó a sentirse lánguido. Abatido.

Su rutina era despertarse y pensar en lo que había perdido y cómo recuperarlo, acostarse y quedar dormido mientras lidiaba con sus pensamientos para pensar en lo mismo.
Sus familiares y amigos se sentían impotentes por la situación que Nick atravesaba.
Sus padres intentaron satisfacerles con asiduidad, con dispares presentes, u otros caprichos de ocio. No lo consiguieron.
En cambio, sus amigos, trataron de calmarle y consolarle tratando de decirle que más pronto que tarde recuperaría eso que Él había perdido. Pero con una condición. Lo que el estaba buscando lo encontraría, pero no sería exactamente lo que Él quería, sería algo mucho mejor porque lo que Nick buscaba con tanto afán ya no lo iba a encontrar, porque se había extraviado para siempre y tenía que intentar olvidarlo ya y dejar de torturarse.

Fueron pasando los meses y Nick fue sintiéndose mejor. Ya salía de casa y se iba de fiesta con sus amigos. Algo que no fue capaz de hacer en su etapa anterior. Había dejado de buscar lo que había perdido y con ello fuera de su mente sonreía. Ya no era un chico afligido. Había cambiado. Bastante. Él sabía que lo que había perdido ya lo había encontrado otro y no había nada que hacer, terminó por superar esa confusa situación.

Nick, ahora era un chico radicalmente cambiado. Había vuelto a ser el buen estudiante que siempre fue en sus mejores años en la escuela y estaba en un momento eufórico a nivel personal. No le iba nada mal.
Pero entonces un día llamaron a su puerta, y cuando fue a abrir, Nick se llevó una sorpresa. En el felpudo se encontraba aquello que había perdido y que tanto buscaba. Pero como le reiteraron sus amigos en un pasado, no era lo mismo que Él estaba buscando. Se le asemejaba, pero podía verse con claridad que no era lo mismo.

A fin de cuentas, acogió aquello con dudas. Le prestó la misma atención o incluso más que la que le prestó a lo que había perdido y a poco, los resultados salieron a flote. Se sentía en una nube. Hablaba con lo que le habían dejado en el felpudo todos los días y se sentía totalmente complaciente.
Puede que no fuera lo que Nick estaba buscando, pero era algo muy bueno... Tan bueno, que era algo que era capaz de sonsacarle sonrisas día a día y no llantos y preocupaciones un día y sonrisas y risas otro... Como lo que acostumbraba a vivir con su antigua entidad.

Ahora Nick, era un chico feliz. Tenía todo lo que necesitaba. Salud, buenas notas, amigos, familia... entre otras muchas cosas. Pero sobre todo felicidad por haber recuperado dentro de sí mismo, algo que había perdido.

Y es que lo mejor de todo es que Nick, soy yo.

                                   
                                                         FIN.         

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