Hay veces donde la mejor excusa está en poner de obstáculo a una persona para no enfrentarse a la dura realidad. Hay veces que es mejor no mirar el reloj hasta que la noche acabe. Hay veces que se necesitan señales para perder ciertos miedos.
Cada persona escribe su propia historia mientras recorre su camino pertinente. Hay veces donde tu propio camino se puede cruzar con el de otra persona y recorrerlo juntos durante un determinado tiempo o incluso para toda la vida, pero siempre con la vista puesta al frente. De nada vale girarse y admirar el camino que has ido forjando con el tiempo para luego caer en la melancolía y estancarse en el pasado.
Sin ataduras puedo decir que no se puede vivir eternamente del pasado esperando que en un futuro te pase algo similar a lo ya vivido. Cada día es una experiencia nueva adquirida. Cada día se saca algo de valor para convertirlo de forma consciente o inconsciente en algo que te puede servir en un porvenir. Es algo bastante habitual el pensar que ya no se volverán a vivir ciertas experiencias y la mayoría de las veces se puede estar en lo cierto pero eso no es sinónimo de que por ello no se puedan venir experiencias mucho mejores.
Yo sé que jamás volveré a vivir muchas de las cosas que he vivido a lo largo de los años.
Habrá veces que llegarán instantes donde caminar solo será una dificultad añadida porque no sabrás hacerlo solo. Habrá veces que elegirás a tu "compañero de recorrido" de forma errónea por el hecho de no querer caminar en soledad y así no tener que enfrentarte a ti mismo. Habrá veces que harás mucho daño a ciertas personas por hacer exactamente eso.
Hay veces que caminar solo y divagar junto a tus pensamientos no está nada mal. Librando tus propias batallas interiores para poder alcanzar así una paz incondicional. Porque es muy injusto y egoísta incluir a una persona en tu vida para que luche por ti contra tus inseguridades o discrepancias sociales en lugar de hacerlo tú y solamente tú.
Porque simplemente habrá veces que serán veces. Veces que serán una Odisea o un puro trámite, pero siempre para acabar plasmando lecciones notablemente considerables para uno mismo.