El coronavirus no ha hecho más que patentizar lo vulnerables que somos como especie.
Hemos invertido mucho en guerras y poco en educación, salud y medicina y no demasiado en material hospitalario y demás necesidades básicas. Así es la realidad.
Hemos olvidado lo básico, hemos descuidado lo realmente importante, hemos perdido la cercanía con nuestros amigos, familiares, parejas, por la cuarentena y hemos perdido absolutamente todo aquello que nos hacía felices a diario.
¿Estamos haciendo lo correcto para sobrepasar todo esto?
Esta situación a la que estamos expuestos, viendo lo que está ocurriendo, percatándonos no solo de la mala gestión del Gobierno en esto, sino de todos nosotros por inconscientes, sólo demuestra que no. Que no estamos preparados. Que no tenemos ni idea de la gravedad del asunto. Que hay mucha gente que se lo toma a cachondeo, pero que solo hay que echar la vista a Madrid y observar por ejemplo como IFEMA se ha convertido en un hospital improvisado o recientemente como el Palacio de Hielo se ha transformado en una morgue.
Que nos sirva de ejemplo lo sucedido en China o en Italia. Hay que quedarse en casa.
Que nos sirva de ejemplo lo sucedido en China o en Italia. Hay que quedarse en casa.
La única beneficiaria de esto es La Tierra. Nuestro planeta. Le ha venido bien un descanso de la lacra humana. Se ha detenido por un instante el mundo humano y ha vuelto a rodar el de la naturaleza. La vida se abre camino. Un descanso que esperemos que sirva para que se regenere al menos un uno por ciento de lo que no se habría recuperado si hubiera seguido todo como antes. Que al menos esta pandemia sirva para algo útil. Para cuidar nuestro planeta en un futuro no muy lejano.
No sabemos que está pasando, pero con unión y actitud, saldremos adelante.